Yo nací en
Alemania, pero ni me acuerdo de ello. Tengo el nombre y apellido germano, pero
hace tantos años que vivo en Uruguay que soy un gaucho más. No he tenido muchos
dueños, solo tres. Del primero ni me acuerdo, hace tantos años ya, más de treinta
años. Sí me acuerdo de Julio, que fui como su primer amor, hice novio con él y
su ahora esposa. Vi nacer a sus dos nenas. Me acuerdo me que bañaba más de lo
que me usaba. Me vendía pero sin ganas pero El Santi y La Doña me buscaban con
ganas. Como ese hijo varón que tanto quisieron. Y acá estoy ahora, en la casa
de El Santi y La Doña. Todo fue amor a primera vista. Ellos se enamoraron de mi
y mis defectos. La más crítica, como siempre es La Doña, porque por las vueltas
de la vida, me vieron, me eligieron y no me pudieron tener hasta que fui
propiciamente intercambiable justo en la mitad de sus vacaciones. Ahí La Doña
ya me empezó a ver torcido. Luego se quejaba que hacía mucho ruido, que los
vecinos se iban a quejar. Yo vengo del campo, del interior del Uruguay, los
vecinos no se quejan. No la entiendo. Pero El Santi, empezó a revisarme,
despacito, hasta llegar a mi carburador, me aireó, me lo toqueteó, me alteró,
me demoró, pero mis ruidos mejoraron. Creo que La Doña pensó que era como su
esposo, El Santi, que dejó de roncar de un día para el otro.
Pero esa
mujer es imposible, luego vino con la idea que yo, pobrecito, viejo, hacía
ruidos de atrás y contaminaba el ambiente. Yo contaminar el ambiente? Vivimos
en un país que produce más metano que cualquiera por tener más vacas que
humanos! Pero no, la señora me mandó a El Santi para que me vieran la parte
trasera, y tengo que admitir que me faltaba un silenciador y que tenía el caño
medio podrido. La Doña me quiere más ahora, hago menos ruido y soy más
“fachero” para sus gustos.
Mis nuevos
dueños, dicen que viven en la capital del país, pero yo veo mucho verde, y me
siguen cagando los pajaritos. El Santi me usa más que Julio y me lava menos.
Pero estos nuevos patrones tienen que ser importantes en su ciudad, cada vez
que salimos los tres juntos, los autos paran y tocan bocina, y nos saludan,
los más tímidos nos hacen cambios de
luces…. Yo creo que me estoy enamorando de una BMW 320, es 10 años más joven
que yo, pero me guiña las luces bastante seguido!
Julio parece
que tenía una buena radio en mi, esas cosas a mi me importan poco, pero por
culpa de eso me rompieron la consola hace años. Dolió mucho, más andar con la
consola rota por tantos años. El Santi en ese sentido es un tierno. Buscó
diseños de mi consola interior y me hizo
una a medida, madera por madera, lijada, calada… solo falta que me lleve al
modista y listo, perdón, al tapicero.
La Doña
está empezando a aflojar. Ella dice que le robé al marido, el marido dice que
es forma útil de usar su tiempo. Ella cocina y rezonga porque le ensucian el
piso de la cocina. Yo no puedo creer que tengamos la misma edad. Ella estará
mejor de chapa, pero El Santi le va a tener que arreglar el carburador pronto,
los pistones y hasta el diferencial. La Doña esta chapita! Yo estoy cada día
más bonito, coqueto…. Puedo decir que estar con El Santi y La Doña es como
estar en un “spa”.