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18 de febrero de 2015

Memorias de un auto clásico

Yo nací en Alemania, pero ni me acuerdo de ello. Tengo el nombre y apellido germano, pero hace tantos años que vivo en Uruguay que soy un gaucho más. No he tenido muchos dueños, solo tres. Del primero ni me acuerdo, hace tantos años ya, más de treinta años. Sí me acuerdo de Julio, que fui como su primer amor, hice novio con él y su ahora esposa. Vi nacer a sus dos nenas. Me acuerdo me que bañaba más de lo que me usaba. Me vendía pero sin ganas pero El Santi y La Doña me buscaban con ganas. Como ese hijo varón que tanto quisieron. Y acá estoy ahora, en la casa de El Santi y La Doña. Todo fue amor a primera vista. Ellos se enamoraron de mi y mis defectos. La más crítica, como siempre es La Doña, porque por las vueltas de la vida, me vieron, me eligieron y no me pudieron tener hasta que fui propiciamente intercambiable justo en la mitad de sus vacaciones. Ahí La Doña ya me empezó a ver torcido. Luego se quejaba que hacía mucho ruido, que los vecinos se iban a quejar. Yo vengo del campo, del interior del Uruguay, los vecinos no se quejan. No la entiendo. Pero El Santi, empezó a revisarme, despacito, hasta llegar a mi carburador, me aireó, me lo toqueteó, me alteró, me demoró, pero mis ruidos mejoraron. Creo que La Doña pensó que era como su esposo, El Santi, que dejó de roncar de un día para el otro.

Pero esa mujer es imposible, luego vino con la idea que yo, pobrecito, viejo, hacía ruidos de atrás y contaminaba el ambiente. Yo contaminar el ambiente? Vivimos en un país que produce más metano que cualquiera por tener más vacas que humanos! Pero no, la señora me mandó a El Santi para que me vieran la parte trasera, y tengo que admitir que me faltaba un silenciador y que tenía el caño medio podrido. La Doña me quiere más ahora, hago menos ruido y soy más “fachero” para sus gustos.

Mis nuevos dueños, dicen que viven en la capital del país, pero yo veo mucho verde, y me siguen cagando los pajaritos. El Santi me usa más que Julio y me lava menos. Pero estos nuevos patrones tienen que ser importantes en su ciudad, cada vez que salimos los tres juntos, los autos paran y tocan bocina, y nos saludan, los  más tímidos nos hacen cambios de luces…. Yo creo que me estoy enamorando de una BMW 320, es 10 años más joven que yo, pero me guiña las luces bastante seguido!

Julio parece que tenía una buena radio en mi, esas cosas a mi me importan poco, pero por culpa de eso me rompieron la consola hace años. Dolió mucho, más andar con la consola rota por tantos años. El Santi en ese sentido es un tierno. Buscó diseños de mi consola interior  y me hizo una a medida, madera por madera, lijada, calada… solo falta que me lleve al modista y listo, perdón, al tapicero.


La Doña está empezando a aflojar. Ella dice que le robé al marido, el marido dice que es forma útil de usar su tiempo. Ella cocina y rezonga porque le ensucian el piso de la cocina. Yo no puedo creer que tengamos la misma edad. Ella estará mejor de chapa, pero El Santi le va a tener que arreglar el carburador pronto, los pistones y hasta el diferencial. La Doña esta chapita! Yo estoy cada día más bonito, coqueto…. Puedo decir que estar con El Santi y La Doña es como estar en un “spa”. 

4 comentarios:

  1. Genial!, hasta se me piantó un lagrimón 😢. Beso

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  2. Vero, así tratamos a nuestros hijos, con mucho amor!

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  3. Me morí de risa y de ternura! Espero con ansias más cuentos del nuevo integrante de la familia... eso sí, cuando a él se le antoje porque se ve que tiene si carácter y es medio rezongón.

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  4. Me morí de risa y de ternura! Espero con ansias más cuentos del nuevo integrante de la familia... eso sí, cuando a él se le antoje porque se ve que tiene si carácter y es medio rezongón.

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