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14 de enero de 2017

Cosas que suceden en cada casa y son aborrecibles


Hay cosas que no tienen sentido en las casas, como la desaparición de una media, desparejando el par, o las tapas de “tuppers” que desaparecen a una quinta dimensión.
En esta casa hemos buscado con imán agujas caídas, sin que su presencia se note, hasta que por un centello cuántico deciden volver al mundo real como si nada hubiera pasado, brillando hasta en la más oscura noche.
Las pinzas de cejas desaparecen, y luego, son cuatro o cinco las que aparecen juntas a un lado de un lavabo prácticamente sin uso.
Ni que hablar de mis lentes de leer, que un día estaban en mi mano y al otro día en una cartera que hace dos meses que no usaba. Entonces los duendes, los agujeros de gusano, y la dimensión desconocida existen, no me cabe duda, a pesar del agnosticismo que reina en mi casa.
Lo peor son las cosas que teóricamente controlables, por ejemplo, los topes de puerta. Esos los pones para que la puerta no se cierre por el viento, pero aparecen en el medio del comedor, como si ellos tuvieran viva propia, y la puerta todavía se golpea. También está el hecho de la mayonesa perdida en la nevera, hasta que tras abrir un nuevo paquete aparece ella, tan horonda y a medio andar!
Si quieres complicarte la vida, ten un despojador placard. Eso sí, que es un mundo aparte de la  realidad y esos closets son peores que lo de Narnia! En estos las polillas tienen un combate abierto con las arañas, se comen tus cosas de madera y cartón, y tienen el desparpajo de comerse algún cuadro que no nos convenció de colgar en su momento, también su encuadre y  fondo. Pero puedes divertirte encontrando desde Parchis, a Damas Chinas, Backgammon, Ajedrez, y hasta Mikado.  Es una lucha entre lo lúdico y el arte, y aparentemente en esta casa reina más lo lúdico.  Así nos vamos a morir de risa cuando encontremos nuestras chaquetas, camperas, impermeables, etc. todos comidos y apolillados…. No aguardo al invierno para vernos gruñir y maldecir, ¡pero en verano eso no cuesta!
En una limpieza general del cuarto de nuestra hija (hecha por si misma) encontró un cubo de Rubick. Ahora está en la cocina, a mano del que quiera demostrar su destreza o simplemente su tristeza.


Bugs Bunny tiene razón, HASTA LA VISTA AMIGOS!!!

12 de enero de 2017

Cuando los chicos crecen

Mucha gente lamenta cuando sus hijos crecen, porque ya no les permiten ser parte de sus vidas antes infantiles, ya se compran su propia ropa con dinero nuestro, y no les hacemos regalos de Reyes Magos, ni del Día del Niño (excepto los padres consentidores amigos míos, que me deben estar odiando y maldiciendo en este momento) .
Y sigo creyendo que estoy totalmente de acuerdo con mi actitud, y enseñar a los chicos desde una edad adecuada a no creer en las mentiras, en los engaños, de que capaz que viene un viejo gordo vestido de rojo o tres tipos en tres camellos a dejar los nuevos sustitutos de incienso, oro y mirra. Para mí ya pasó, pero no sé si para todos es igual.
Yo lo que más me reprocho es que de chica quería ser grande…. Grande, lo que se dice grande, no soy, pero si tengo una edad, por lo que dicen las malas lenguas que soy adulta, aunque muchos los dudan.
Un error que cometemos los padres desde un inicio es cargarles las mochila. Luego, con los años cargaran nuestras mochilas de remordimientos, de desilusiones en algunos casos, de problemas; es que acaso los padres no cargamos ya con nuestras culpas por maleducar a nuestros hijos? O peor aún, por “bien criar” a nuestros retoños consintiéndolos sin razón, por ejemplo comprándoles las zapatillas de moda de la marca que ellos quieren para que no hagan un berrinche o no se sientan “excluidos de la sociedad”.
Yo no me siento mala por no darle regalos a mi hija de 23 años el día de Reyes, ni del día del niño, ni en Navidad. Ella es grande para saber de dónde viene el dinero, cuánto cuesta cada   cosa, pero sabe, antes que nada, que cada mimo, cada beso, cada abrazo, cada flan o comida favorita significa mucho más que una simple ilusión.