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12 de enero de 2017

Cuando los chicos crecen

Mucha gente lamenta cuando sus hijos crecen, porque ya no les permiten ser parte de sus vidas antes infantiles, ya se compran su propia ropa con dinero nuestro, y no les hacemos regalos de Reyes Magos, ni del Día del Niño (excepto los padres consentidores amigos míos, que me deben estar odiando y maldiciendo en este momento) .
Y sigo creyendo que estoy totalmente de acuerdo con mi actitud, y enseñar a los chicos desde una edad adecuada a no creer en las mentiras, en los engaños, de que capaz que viene un viejo gordo vestido de rojo o tres tipos en tres camellos a dejar los nuevos sustitutos de incienso, oro y mirra. Para mí ya pasó, pero no sé si para todos es igual.
Yo lo que más me reprocho es que de chica quería ser grande…. Grande, lo que se dice grande, no soy, pero si tengo una edad, por lo que dicen las malas lenguas que soy adulta, aunque muchos los dudan.
Un error que cometemos los padres desde un inicio es cargarles las mochila. Luego, con los años cargaran nuestras mochilas de remordimientos, de desilusiones en algunos casos, de problemas; es que acaso los padres no cargamos ya con nuestras culpas por maleducar a nuestros hijos? O peor aún, por “bien criar” a nuestros retoños consintiéndolos sin razón, por ejemplo comprándoles las zapatillas de moda de la marca que ellos quieren para que no hagan un berrinche o no se sientan “excluidos de la sociedad”.
Yo no me siento mala por no darle regalos a mi hija de 23 años el día de Reyes, ni del día del niño, ni en Navidad. Ella es grande para saber de dónde viene el dinero, cuánto cuesta cada   cosa, pero sabe, antes que nada, que cada mimo, cada beso, cada abrazo, cada flan o comida favorita significa mucho más que una simple ilusión.



                    

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