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18 de julio de 2017

Las canas, la vejez y el ya no aguanto

Hace algún tiempo atrás, decidí no teñirme más el pelo. Para que! Todo el mundo tiene algo que decir, que aparento más años, que me queda mal, que mejor me queda el rubio, el morocho o el pelirrojo, que luzco descuidada. Me avisan que la época hippie ya pasó, que debería preocuparme más por mí.

Ojo, también están los pocos que me apoyan. Los que admiran el esfuerzo de verme desprolija, que entienden mi necesidad de sentirme libre del crecimiento, que no me ofende envejecer, que es una cuestión de honor, de homenaje a los años vividos, que gracias al cielo El Santi es mayor que yo y entonces nunca voy a parecerme a su mamá.

Pero lo difícil es cuando desde tu propia casa tienes los dos tipos de críticas.
Como le explicas a tu madre que no querés depender más del crecimiento? Cuando ella nunca tuvo raíces oscuras en su rubia cabellera? O que tu esposo te diga que pareces 10 años mayor? Pero tenés una amiga que te lleva la cuenta de los cortes de pelo y del crecimiento permanente de mi pelo, a tal forma que lo mide a regla?

Porqué es tan difícil aceptar el paso del tiempo?  Con el criterio de no aceptar las canas, deberíamos impulsar a la gente a someterse a implantes, lipoaspiraciones, inyecciones de botox, prohibir el uso y comercialización de cremas anti arrugas.

La vida es la que es, tenemos la vida que nos toco tener, por nuestras propias decisiones… así que no me jodan más con las canas, ni con las arrugas alrededor de los labios, y que cada quien evalúe como va a llevar su vejez.


Yo aprendí de El Santi. Tiene más de 65años pero menos de 70, actúa como uno de 40 y  responde como uno de 15, aunque piensa como uno de 12. Yo quiero ser como él, que los años que cargo no sean carga, sean experiencia y más ganas de seguir viviendo. 

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