El
mate en el Uruguay (admito que no sé cómo es la tradición gaúcha brasilera, ni
el tereré paraguayo y ni comprendo cómo se toma en Argentina), tiene sus normas
que son varias, a saber:
- Si se dan las gracias, significa que no se quiere más
- En una ronda, el mate circula en sentido del reloj
- Si alguien de la ronda “lo conversa” es insultado por el resto de los integrantes de la ronda
- El mate hace al grupo y no el grupo al mate
- Si el cebador da el mate demasiado caliente te esta diciendo que se aburre, pero si te lo da frío te esta despidiendo
- Que usen la bombilla del mate como si fuera la palanca de cambios de un auto
- Que “lo laven” dejando enfriar el agua, o agitando el mate propiamente dicho
- Que exijan un mate cuando no se ha entibiado la bombilla
- Que pidan darle vuelta porque ya están aburridos de tomar mate.
- Que no chupen o sorben del todo el contenido de agua del porongo, dejando un charco minúsculo que luego lava el mate.
Existen
muchas tradiciones, pero hay cosas que yo no soporto de los tomadores de mate,
y paso a enumerar:
Es
por ello, que en la próxima compra de un “mate” tendré que buscar uno de esos,
que aun siendo de “porongo”, tenga una tapa para convertirlo en automático y
eliminar todos los siete cambios de marcha y que lo proteja de inundaciones
innecesarias. Porque a estas alturas he aprendido que en mate cerrado no entran
moscas.
Genial. Temo que junto todos los números para salir ganadora en un concurso de los peores tomadores de mate. Pero no me puedo resistir al placer de una ronda matera. Será que existimos para que los buenos materos se puedan preciar de tales? Algo así como el yin y el yang matero.
ResponderEliminar