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31 de octubre de 2015

Consideración a los necios

Los necios no son burros porque sí, todos tienen un trasfondo que los hace ser necios, y muchas veces burros.  Bien decía Don Cicerón, que es bien ver vicios ajenos y olvidar los propios.
La primera vez que escuchas a un necio te retumba en la cabeza dos palabras que repiten constantemente “yo” y “no”. Cuando estas dos palabras se reiteran en la misma frase más de tres veces, más vale que te des por vencido, pongas los ojos en blanco y te des media vuelta. Porque estamos tratando con los necios burros. Una especie en proliferación casi de forma exponencial y con posibilidad de devenirse en pandémica. Se trata de incapaces, generalmente  con años de terapia psicoanalítica no aprovechada (tanto “yo” y “no” agobió al profesional y dejo de escuchar para solo comenzar a perder su tiempo cobrando más caro).
Se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento, decía Santiago Ramón y Cajal. Esta frase me da ganas de acabar esta nota, porque ya está todo dicho, pero no (porque soy necia) y porque no he tratado el tema de los burros que se creen todopoderosos. Son esos que de alguna forma inexplicable lograron un grado universitario, que no saben hablar bien, que colocan S y N donde no van (entendisteS, explíqueNlon).

Pero sin contar la educación formal, son esos que se niegan a entender a otro, los motivos, las razones, las pasiones. Su mundo es tan limitado que no saben entender que no viven, sino que solamente sobreviven. 

22 de octubre de 2015

Ni tanto que queme al santo....

Como muchos de Uds. ya saben, anduve por Singapur. Es un país que no tiene estados, provincias o departamentos. Su territorio es pequeño y como les está quedando chico, están tomando terreno al mar, como todos sabemos que hace Dubái. Singapur es una democracia, con una forma de gobierno bien conocida, la república parlamentaria. Es un país que no tiene mucha prensa, sin ser por los juegos olímpicos juveniles en 2010.
Yo estuve poco tiempo, y por trabajo, más tiempo dentro de un hotel, que por donde me gusta, por las calles. Pero el poco tiempo libre que tuve, traté de disfrutarlo al máximo. No pude disfrutarla de noche, pero de día, lo hice y al máximo.
No quiero hacer de esto un relato turístico, porque para eso tenemos “Tripadvisor” y otras aplicaciones, consejos de otros viajeros y hasta agencias de viajes que te programan todo. Yo voy a algo más que descubrí en pocos días…. NI TANTO QUE QUEMA AL SANTO, NI TANTO QUE NO LO ALUMBRE.
Y a qué viene esto: Singapur, donde yo estuve tiene casi todo prohibido, y por ejemplo: fumar fuera de los lugares indicados, masticar chicle, conducir a alta velocidad, los peatones no pueden cruzar la calle fuera del lugar indicado, no se puede escupir ni tirar basura, está penado no tirar de la cisterna. Escupir y tirar basura es incorrecto, la mendicidad no existe, tampoco gente viviendo en la indigencia. Hay  cámaras de seguridad por todos lados (no las vi en los baños, pero no sé si no existen). Pero a lo que voy, es que esto es votado y aceptado por toda la población. Nadie se queja, todos aceptan.
En mi país y muchos de mi región que conozco queremos tener una ciudad así, limpia, con buen transporte, sin graffitis…. Pero, estamos dispuestos a perder nuestro derecho?
Como pueden vivir tantas religiones en un territorio tan pequeño tantas religiones sin que se agredan mutuamente?
No sé cómo le hacen, pero estuvo buena la experiencia, y a mí, al menos me dio mucho lugar para la reflexión.