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13 de septiembre de 2019

El Nido Vacío 1



Cuando se te va tu nena, sentís que se te parte el corazón… No hay forma de dejar de llorar e hipar, tenés ganas de tirarte en su cama y oler todo. Tratas de mirar lo positivo, pero lo único que consigues es seguir extrañando. Pero de repente te das cuenta que para eso la criaste, para darle alas y dejarla volar, que no la podes retener en esa jaula con algodones… Pero duele, duele mucho.
Al poco tiempo (horas nada más), percibes que ella está feliz, que ha llegado al primer escalón de “su propia vida”, y te sentís orgullosa de la mujer que criaste, aunque quieres que vuelva a despertarte con un beso y un abrazo, y a meterse en la cama con papá y mamá y no con una llamada de “llegue bien”.
Dicen que cuando nacen, no volvés a dormir, yo dormí como una bendita desde que la conocí, pero ahora que no está en su cuarto, lleno de peluches e implementos electrónicos, me cuesta saber que si necesita algo básico yo no voy a estar ahí, como sus tés de canela, o jengibre, su cena o simplemente el beso antes de dormir.
Muchos padres pueden sentirse como yo, otros tuvieron la ventaja que sus chiquitos se mudaron de barrio nada más, pero la mía se fue lejos.
Pero tengo que agradecer muchas cosas que ella me dejó, a su padre, principalmente, ellos dos son lo más importante de mi vida. Un cuarto para convertirlo en mi estudio. Un montón de cosas de arte, para seguir improvisando en mis ganas de crear. Miles de prendas de vestir. Pero lo más importante es saber que ella es feliz, que se enfrenta ante  a su futuro, que es fuerte y puede salir adelante, que nadie ni nada la va a hacer retroceder. Es por eso que estoy tan orgullosa de ella y que en el fondo siento que nosotros, como padres, cumplimos con nuestro principal cometido, ayudarla a ser toda una mujer.

15 de junio de 2019

El ninguneo a la mujer (desde el punto de vista de una no feminista)



La Copa América recién empieza y ya estoy cansada. Han cortado noticias relevantes de la sociedad uruguaya o novedades internacionales para escuchar el relato de como Cavani se saca una “selfie” con un fan.

Me han saturado sobre el campeonato sub20, pero no he escuchado casi nada del Mundial de Fútbol femenino. Y eso me lleva a pensar que en algunas mentalidades es imposible hacer una conferencia de prensa con las jugadoras. Las preguntas serían equivalentes a:
-          Metiste un gol majestuoso, ¿Por qué no posaste con la lengua afuera o con boquita de pato para tu Instagram?
-          ¿Cuándo vas a una fiesta, prefieres carteras Hermès o Chanel?
-          ¿Cuándo piensas sacar tu propia línea de perfumes?
-          ¿Qué consideras sobre el vestido de Bella Hadid en la entrega de premios de Cannes en 2018? Te animarías a usarlo?
Lo peor de todo, no es que la mayoría de los periodistas de deportes sean hombres, sino que los canales ni siquiera se molestan en pasar alguna toma decente del gol, pero síde la cara bonita de la goleadora, o de la defensa derrotada.

Los comerciales sobre cervezas son casi todos protagonizados por hombres, ni que hablar de los “snacks” que son protagonizados por jugadores de fútbol.
No es que sea feminista, pero llega un momento que el ninguneo que le hacen a la mujer en los deportes es ofensivo. Y no solo en el fútbol, sino en todas las actividades femeninas, como la gimnasia olímpica en todas sus variedades, nado sincronizado, etc.

Hasta los productos de limpieza doméstica han adherido hombres en sus piezas publicitarias, pero no en el cuidado de los hijos.
¿Será que todo eso de la equidad está solo orientada hacia determinados productos o actividades, y todavía nos consideran inútiles o poco rentables para otras actividades?

No sé, pero la verdad es que da un poquito de rabia, bronca y hasta asco que nos dejen aparte de todo lo que es noticia en el mundo, excepto que esté protagonizada por algunas mujeres exigiendo sus derechos al mostrar sus senos en una protesta o portando un vestido súper transparente y sugerente en las alfombras rojas.

1 de abril de 2019

Dieciocho años (mayoría de edad)

Nos conocimos. Nos olvidamos. Nos reencontramos. Comenzamos siendo amigos. Las separaciones
nos juntaron. Todo fue un juego hasta que caímos en nuestra propia telaraña.
Prometimos ser sinceros, y eso pasó. "Tengo que decirte algo" y el "yo también". Y aquí estamos veinte años después. 
El matrimonio vino luego. Entre hortensias (dicen que en las casas donde hay hortensias, las mujeres no se casan). Y acá estamos veinte años después, lo que demuestra que no hay que ser superticiosos.
Luego hubo desavenencias, pruebas de cocina, despidos laborales, carencias, abundancias. Pero nunca faltó el amor, el respeto y el enamoramiento día a día. 
Nos fuimos conociendo de tal forma que ahora somos dos que uno. 
Amigos que aún no lo creen, examigos que nunca supieron aceptar, Amigos que sorprendidos comparten nuestra felicidad.
Y la vida pasa, juntos ahora, 20 años después, y como yo digo: ¡a los veinte y más allá!


12 de febrero de 2019

El “sí pero no” de las naciones


Dicen que las naciones se construyen a partir de la idiosincrasia de sus habitantes, del valor cultural que tuvieron, que tienen y a los que aspiran.

Hay naciones conquistadas en tiempos remotos que pudieron hacer convivir ambas culturas, la propia y la del conquistador, generando un crisol bastante amplio que con el paso del tiempo se transforma en identidad nacional.

A su vez, no creo que exista una nación que quiera su propio sufrimiento. Pero existe como en toda las sociedades el colectivo ciclotímico, bipolar, o “como te digo una cosa te digo la otra”.
Esas naciones que no se ponen de acuerdo en lo que quieren, aunque la geopolítica les indique algo, se la juegan sin medir sus acciones. Ejemplos sobran: el Reino Unido con el “Brexit”, los escoceses con su independencia, los catalanes, etc. Son los clásicos “no sabemos lo que queremos, pero lo queremos ya, y no nos hacemos responsables de lo que queremos”.

Estas son muestras de que votan algo de lo cual se arrepienten, es decir tienen un colectivo bipolar de tercer grado.

Otros ejemplos son Colombia con si votaba el acuerdo de paz con las FARC. Los colombianos optaron por el NO, cuando venían clamando por la paz. Ciclotímicos o no saben lo que quieren?

Ni que hablar de Venezuela, que es la vedette de todos los portales de noticias y redes sociales, ya que están en el juego clásico infantil de tironeo de la cuerda para ver de que lado se rompe y de cuantas personas queda en los bandos de los vencidos y vencedores.
Y los uruguayos no nos quedamos atrás. Firmamos todo para quedar bien con Dios y con el diablo, no tenemos ni siquiera bipolaridad, sino indecisos según la conveniencia, como esos niños de padres divorciados que no saben con quien de ambos progenitores les sirve vivir.

En fin, será la gente que hace a las naciones o las naciones que hacen a sus habitantes?

7 de febrero de 2019

La depresión y el egoísmo


Cuando una persona está medio o del todo deprimida y expresa esa sensación siempre viene otra persona, que queriendo hacerte levantar los ánimos te dice “pero hay cosas peores, mira que en serio, hay gente que la pasas peor” y hasta tienen el descaro de decirte “créeme, mucho peor”. Saben estas personas que cuando uno esta deprimido le importa un carajo como están otros?
Y de golpe y porrazo encuentran respuestas a todos tus males:
  • ·         Tengo artritis: pensá en la gente con cáncer
  • ·         No tengo trabajo: es la situación del país, nos prometieron un país de primera, y mira vos, en que mierda estamos sumergidos
  • ·         No me alcanza el dinero: vos te quejas porque tenés una familia maravillosa, tenés salud; pensá en los que no tienen nada, ni donde caerse muerto.
  • ·         No sé qué hacer de mi vida: pero has hecho cosas importantes en tu vida, el que no hace nada es el que ya esta equivocado.
  • ·         Mi pareja me abandonó: menos mal que te sacaste a ese lastre de tu vida

Y así constantemente. No se dan cuenta que uno no quiere condescendencia, sino que está buscando respuestas a su malestar, a una solución que los saque de su depresión.
Peores son aquellos que creen que con chistes y payasadas te van a hacer sentir mejor. De esos, ni vale la pena hablar. Los otros que culpan de todo al partido político al mando, a la situación geopolítica, lo triste que es la cultura de tu país… y ahí, zas! No podé pensar en otra cosa que “cállate estúpido”, estoy hablando de mí, no del mundo, ni del continente ni siquiera de mi país, estoy hablando de mí!!!!!
Un día que no este deprimida tendré que pensar, investigar y preguntarle a especialistas por qué la depresión conlleva un grado increíble, inclusive más deprimente, del egoísmo exacerbado.

18 de enero de 2019

A los que adoran el mate, y a los que saben tomarlo

Dicen que en tiempo de la conquista la iglesia católica prohibió la ingesta de mate (ilex paraguariensis) ya que la consideraba “la hierba del demonio” porque hacia a sus bebedores vagos y haraganes, porque entre otras cosas, el rito de tomar mate los hacia dejar de producir durante varias horas al día de forma que fomentaba el ocio. Pero obviamente la prohibición no funcionó. Debido a que la producción de esta hierba existe escasamente en nuestro territorio uruguayo, nos hizo el primer importador de “yerba” mate del mundo, seguido por Siria cuando no estaban en guerra. 

Este vicio, como lo consideran otras naciones latinoamericanas, es herencia de los guaraníes que vivieron en nuestro actual país, ocuparon más tierras que los charrúas y dejaron más descendencia de lo que imaginamos.

El mate en el Uruguay (admito que no sé cómo es la tradición gaúcha brasilera, ni el tereré paraguayo y ni comprendo cómo se toma en Argentina), tiene sus normas que son varias, a saber:

  •        Si se dan las gracias, significa que no se quiere más
  •        En una ronda, el mate circula en sentido del reloj
  •        Si alguien de la ronda “lo conversa” es insultado por el resto de los integrantes de la ronda
  •        El mate hace al grupo y no el grupo al mate
  •        Si el cebador da el mate demasiado caliente te esta diciendo que se aburre, pero si te lo da frío te esta despidiendo
  1. Que usen la bombilla del mate como si fuera la palanca de cambios de un auto
  1. Que “lo laven” dejando enfriar el agua, o agitando el mate propiamente dicho
  1. Que exijan un mate cuando no se ha entibiado la bombilla
  1. Que pidan darle vuelta porque ya están aburridos de tomar mate.
  1. Que no chupen o sorben del todo el contenido de agua del porongo, dejando un charco minúsculo que luego lava el mate.


Existen muchas tradiciones, pero hay cosas que yo no soporto de los tomadores de mate, y paso a enumerar:

El Santi es experto en hacer todas esas cosas que yo odio, pero igual tomo mate con él, porque en el fondo del termo lo quiero mucho, aunque le guste el mate pero no sepa tomarlo ni cebarlo bien, porque compensa con la buena charla y compañia.
Es por ello, que en la próxima compra de un “mate” tendré que buscar uno de esos, que aun siendo de “porongo”, tenga una tapa para convertirlo en automático y eliminar todos los siete cambios de marcha y que lo proteja de inundaciones innecesarias. Porque a estas alturas he aprendido que en mate cerrado no entran moscas.