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21 de diciembre de 2012

El mundo se acabó - Sobrevivimos en el apocalipsis

El mundo que conocimos se acabó hace rato, mucho antes del 21 de diciembre de 2012. Se acabó y se llevó con el los principios, los valores y la humanidad en sí.
Sin hablar de política ni de económica, veamos cómo este mundo ha desaparecido, despacito, ha sido tragado por un agujero negro, del cual no hay retorno.


  • Los programas de radio y televisión, como todos saben, viven de los auspiciantes, pero ahora, siguiendo la moda de los programas donde la gente cuenta sus problemas, los conductores insultan a su teleaudiencia, y se jactan de ser más inteligentes que los oyentes. Antes del fin del mundo, esos programas de TV y radio hubieran desaparecido, pero ahora se multiplican como piojos en los primeros días de otoño.

  • Antes de la hecatombe mundial, los maestros corregían las faltas de ortografía y la mala caligrafía; en las casas educaban a los hijos con buenos modales y ética, hoy en día, esos programas nefastos de radio y televisión educan a nuestros hijos, mientras que los maestros aprenden de sus educandos, con el motivo de ser “cools”.
  • Hace algunos años, festejábamos Navidad como el día de la familia, no importaba si no había regalos, pero una cena, buena o mala, en una mesa rodeada de la familia, era lo más importante; ahora si el regalo no tiene baterías y no se enchufa, es una porquería, y en vez de abrazar a la familia y darles besos, tecleamos en nuestros celulares mensajes gratos y demasiado empalagosos a gente que ni siquiera conocemos, mientras que ignoramos a nuestros seres queridos.
  • Antiguamente, los periodistas, se dedicaban a informar de la actualidad; y ahora tenemos a los pseudo-periodistas que no hacen otra cosa que criticar a los pobres, a los ricos, a los burgueses, a los trabajadores, a las autoridades, a la oposición…. A todo el mundo, nadie les viene bien, están llenos de insatisfacción y por medio de las redes sociales, blogs, etc. marcan sus frustraciones de quienes quisieron ser y no les dio el valor de ser.  Y lo peor de todo, es que marcan tendencias.
  •  Otrora teníamos amigos, pocos, pero amigos, ahora tenemos cientos de amigos a quienes casi conocemos, a los que capaz que le vimos la cara dos veces; pero el nombre de nuestro vecino de piso ni siquiera conocemos.
  • Hace algunos años, los matrimonios y parejas duraban, sabíamos ser más tolerantes, ahora, a la menor discusión vamos al abogado y “cortamos para siempre”. Ya no hay chance para pedir disculpas, ni para reivindicarse, total, alguien nuevo nos reemplazará
  • Cuando los que ahora tenemos 40 y más, sabíamos que en el barrio había un ladrón o abusador, lo acusábamos a la policía, ahora….. “no te metas”, “es problema de ellos, no nuestro”, son las frases que más se emplean.
  • Los cafés con amigos han desaparecido, ahora tenemos un “club social” donde mientras que nos cuentan sus desgracias entre un combo 1, revisamos el celular y “chatemos” con otra persona. Cuando yo era chica (ni tan chica), le prestábamos atención a quien nos estaba hablando, sobre todo si era un amigo con dificultades.
  • Nuestros papás nos leían cuentos, a algunos nos generamos el hábito de leer. Hoy en día, muchos de nosotros ya no leemos, con pretextos tontos, y no enseñamos a nuestros hijos que tienen el mundo a su alcance por medio de un libro, ahora lo tienen con Google o Wikipedia, o en un blog perdido que tiene la verdad absoluta, pero mientras que no se use “el piense”, mejor. 
  • Antes del fin del mundo, nuestros mayores más cercanos, padres, tíos, primos y hasta abuelos tenían algo de razón, hoy ya no……  los amigos adolescentes saben más que los adultos, y si no... está Internet. 

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