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12 de noviembre de 2014

Capítulo 2 - Vacaciones Noviembre 2014

Capítulo 2 – La visita infructuosa a la Quebrada de los Cuervos y Cañada del Brujo. Éxito en Melo. 

Salimos de La Charqueada con la promesa de que volveremos con más (y mejor) tiempo y con las cañas de pescar. Enfilamos bajo lluvia.

Nuestra ilusión de poder comer al aire libre unos buenos churrascos no cede, somos porfiados e ilusos. En un supermercado en Treinta y Tres compramos dos churrascos,  recuperamos nuestro acervo de agua mineral y hielo para conservar bien los churrascos y enfriar el whisky que tomaremos antes de comer los churrascos, porque no solo de agua mineral se hidrata el hombre.

A la mitad del camino rural que nos conduce a la quebrada, reflexionamos que no es una buena idea, ya que con tanta lluvia el camino va a estar más resbaladizo de lo que costumbre. Pero aprovechamos esos momentos para pedirle a la madre naturaleza alguno de sus helechos que crecen cimarrones y aprovechar y sacar fotos del verdor (y con tanta lluvia, los campos no iban a estar amarillos, no?), terneras con sus madres, todas curiosas, y caminos perfilados con flores blancas. En el camino nos topamos con tres vehículos más que estaban en la misma que nosotros, desistiendo del encanto de la quebrada y volviendo. Les sacamos fotos, nos sacaron fotos, nos reímos un rato y seguimos. Es increíble la calidez de la gente del interior o la que adoptas cuando vas al interior. Tienen eso que los capitalinos hemos perdido: la confianza y la gentileza de alma.  Igualmente la Quebrada de los Cuervos la conocemos, pero nos intriga mucho la Cañada del Brujo, que es campo privado y tenés que llamar a su encargado para visitarla. A la vuelta lo haremos. Igualmente disfrutamos de la ruta 8; sus sierras y quebradas son muy vistosas. Si dejase de llover, hasta podríamos disfrutarlas.

Visto y considerando que el paseo se nos suspendió, decidimos enfilar para Melo, Capital de Cerro Largo, con una fama de capital Gay. En la ruta tengo prohibido hablar de “na-ran-jaaas” y “bo-rreee-go”, entonces entoné el cántico “mi-la-neeeee-sa” cada vez que veía una oveja. El Santi se apiado de mí, y no me dejo en la ruta gracias a la lluvia. La primera vez que veo que estas precipitaciones me ayudan en algo.  

Llegamos bajo agua y hambrientos. Consideramos que por más Wi-Fi que tengan las plazas, no es correcto realizar un asado ahí, así que enfilamos para el Hotel Virrey Pedro de Melo. Clásico hotel del interior, un poco antiguo, pero prolijo y limpio. Luis, su recepcionista e hincha a muerte de Peñarol, luego de darnos la bienvenida, nos aconseja que almorcemos (creo que vio mi mirada famélica) y nos envío a Forno’s.

La recomendación fue excelente, les debemos las fotos de mi milanesa rellena y de la napolitana que pidió El Santi, pero vale decir que hasta el mozo se asustó, pues dice que una mujer nunca terminó ese plato, y menos a la velocidad con que la deglutí. Claro está que luego me sentía la boa de El Principito, pero duro poco, sólo hasta la cena. 



El pobre Luis estaba viendo el partido de Rampla – Peñarol, y no podía creer que se le había sumado una pasajera de su hotel, pero hinchando por Rampla. Tengo que admitir que le deseé buena suerte para el clásico, pero con los dedos cruzados.

La lluvia cesó un poco y salimos a caminar, todo cerrado, y también descubrimos que los horarios de los locales de Melo son increíbles. Hay un local que los lunes abre a las 16 y cierra a las 20, por ejemplo. Y lo peor es que tiene cosas interesantes a precios más que interesantes.

La ciudad es linda, prolija, muy limpia. Ninguno de sus motociclistas usa casco, lo que denota que son los cabeza dura más dura del país. También se percibe que aparte de sus apellidos, han heredado bastante de los vascos que se establecieron por acá.

Como yo también soy de ascendencia vasca volvimos a Forno’s. Esta vez más liviano, pero ni tanto como la pizzeta de El Santi y mi sándwich caliente.  Volvemos al hotel y con el Wi-Fi nos percatamos que va a seguir lloviendo. Volvemos a pasear bajo la lluvia, cual novios nuevos, pero en realidad es por huir de las campanadas de la iglesia que queda al costado del hotel. Luego tendré que hablar con el cura, porque en vez de llamarnos a misa, nos expulsó! No puede mandar sus campanazos por Internet?, se lo twitteo!


Amanece y el día es gris, pero tiene un nuevo gris, ese que deja ver, al fondo, muy al fondo un azul celeste, ese que caracteriza nuestra bandera….. Por ello tendremos obligatoriamente parada en Villa Ansina, Mina de Corrales, Represa de Cuñapirú, Valle del Lunarejo, Rivera, Masoller…… 

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