Capítulo 1 – Salida de Montevideo hacia Pueblo Gral. Enrique Martínez (o La Charqueada)
Estas vacaciones empezaron raras. El Santi,
clásico exponente uruguayo, dejando todo para último momento y yo con cara
larga. De esta manera, decidimos hacer la vuelta al revés, comenzando por el
final que tendría que haber sido La Charqueada.
El camino hacia Cerro Largo fue en
silencio. La lluvia torrencial no dejaba que nos diéramos el lujo de
distraernos del camino. La lluvia nos persiguió, si es que no nos tiene de
rehenes. Mis cantos de “bo-rreeeee-go” fueron acallados por el diluvio que nos acompañaba.
Solo al acercanos a Minas puede pronunciar, suavemente, tal si fuese un suspiro:“biz-cooooo-chos”.
Y la verdad que valió la pena. Qué bizcochos!! No decimos donde los compramos
porque eso sería un "chivo" y este espacio es serio.
Luego de eso, poca comunicación, ya que el
tema iba a ser reiterativo: Oficié de intérprete para que El Santi entendiera
alguna cosa de los monólogos de Adal Ramones. Si señores, nos fuimos con los
monólogos grabados para reírnos un rato, porque la lluvia nos ha inundado la
sonrisa. Aunque el “tengo hambre!” y el “falta mucho?”, no faltaron.
Pasamos por Minas, El Salto del Penitente, Mariscala
(sin bajar a comer milanesas, pero eso es otra historia), Treinta y Tres (ahí
con la ilusión de que el sol saliera) donde compramos carne para hacerla al
llegar a nuestro primer destino. Todo por ruta 8, luego tomamos la ruta 17, que
según El Santi es muy linda panorámicamente, pero entre las ganas de llegar, el
hambre, el no buen estado de la ruta, las ganas de estirar las patas….
Aceleramos para encontrar la casa de Dorita. Nos recibe una casa acogedora,
impecablemente limpia y prolija, aunque con una decoración muy “chic”
Pero sobre gustos no hay nada escrito. Y el
único problema es la verborragia de nuestros anfitriones. Dorita con Nelson, su
marido, hablan al mismo tiempo, de diferentes cosas, se pisan en sus ideas y
conceptos. Esto ya nos alegró el día, que seguía gris y húmedo. Si algún día
vuelvo, seguro llevo tapones para los oídos. Miren que El Santi y yo no somos
mudos, hablamos bastante los dos, pero esta pareja nos deja en segundo lugar y
por varias lenguas, perdón, leguas.
Lo que alquilamos es una casita al costado
de su casa, esperando que las paredes sean gruesas, así podremos dormir sin
escuchar tanta cháchara. La casita está impecable, yo creo que no se acercan ni
las moscas para no tener que escuchar las monólogos interactivos de sus dueños.
Es más, los monólogos de Adal Ramones son cortos a comparación. En 5 minutos nos enteramos que les gusta ir
al litoral, que el yerno fuma, que la perrita que tienen está en celo, que los
vecinos son nuevos y todos los recorridos turísticos; pero todo al mismo
tiempo. Como decía Dante “perded toda esperanza vosotros los que entráis” sin
tapones de oídos o cinta del pato al menos. Andan volando, son más que 4G.
Nosotros que nos jactamos que tenemos de
todo en nuestro recipiente de viaje, pero descubrimos que el salero estaba
vacío y encima no podríamos usar el disco de arado por las inclemencias del
tiempo. Pero súper Dorita vino al rescate y nos ofreció sal y nos recomendó
preparar las costillas al sartén… Astuta Dorita; lo que pasa es que las nubes
de la atmósfera empezaron a bajar, y han nublado también nuestras mentes. El
almuerzo pasa, seguido de una buena siesta, que otra cosa se podía hacer?
A la tarde salimos a recorrer el pueblo, en
aras de procurar una cena…. El Santi desactivó su GPS interno y dimos 30
vueltas a la plaza principal. Ya me parecía que no podía haber 25 escuelas y 7
liceos para una población tan chica. Descubrimos que en La Charqueada, no hay
farmacia, ni boliche, ni pizzería, menos mal que encontramos un almacén para
comprar unos fideos, para cocinar con manteca y queso que sería nuestra cena.
Fuimos al río, y los locatarios pescaban.
Como todo pescador, siempre salimos con amigos de estos lares, y así el policía
del pueblo y uno de intendencia nos contaron donde pescar, qué cosa, en que época.
El clima no nos permitió cruzar el Cebollatí para ver que había de otro lado.
Esta ya es una tarea pendiente, pero cuando hayan avisado que habrá seca por
los próximos 15 años. Las cabañas municipales están de lo más coquetas, y no
cuentan con Dorita, pero cuando fuimos ya estaban todas ocupadas.
Volvemos a nuestro hogar temporal, antes de
la cena, un partido de Conga…. El Santi se siente el imbatible, porque me ganó
tres manos al hilo, pero no es por crack, es porque yo solo escucho el ruido de
la lluvia. El Santi, en su afán de levantarme el ánimo, comienza a relatar
nuestras primeras vacaciones, pero ahí se da cuenta que también fueron
perseguidas por la lluvia…. Boquita con llave. Aunque creo que las pilas del
tipo se cargan a lluvia, más llueve, mas ganso se pone….pero al menos me saca
unas buenas carcajadas con sus chistes tontos.
A la noche, descubrimos la verdad de la
milanesa en dos panes, Dorita se nos acerca a monologuear y nos cuenta, entre
tantas cosas, que ella es peluquera. Mi querido
Pablo..., no te ofendas, pero todos sabemos que los peluqueros, sin importar el
género, hablan y hablan. Nos contó que hasta le hacia baños de crema al cura! Imagínense.
Vino la cena, fideos con manteca y queso, con mantel de nylon, con lluvia y tengo que
salir corriendo para no sentirme en un geriátrico. Es por ello que tomo a El
Santi y lo saco a caminar, los dos juntos. Su GPS sigue desconectado, y por
enésima vez en mi vida me siento un lazarillo, pero yo complacida, para qué es
una pareja sino?. La ventaja de esta caminata es que es sin miedos a una punga,
robo, mirando alguna luciérnaga, bichitos tan “tunneados”. Sólo les falta que
la luz sea violeta.
A las nueve de la mañana del día siguiente
no hay nadie en la calle, solo nosotros y algunos de esos perros dueños de todo
el pueblo. En la panadería (esta vez dimos tres vueltas a la plaza, vamos
mejorando!). Casi nos hacen una fiesta por haber entrado, pero la suspendieron
cuando notaron que siendo el día de todos los muertos hay una caravana de 3
señoras mayores, dos señores aún más viejos y dos jóvenes que iban con
auriculares….. Por respeto, con lo que a mi me gustan los cementerios, esta vez
me abstuve, por respeto a los vivos que quedan en este pueblo.
La Charqueada es un pueblo tranquilo, con
menos de 1400 personas, pero con mas almas, porque el cementerio esta llenito.
Su mayor atractivo es la pesca. Prometo volver, y haré lo posible para que esté
el sol a pleno y no la lluvia en exceso.
Una de las cosas divertidas fue el
perseguir, a trote no más, a los Cardenales, y tratar de fotografiar a los
jilgueros amarillos, que para mi son pajaritos manyas, pero que cuidan su nido
como ninguno.
El próximo cuento viene del resto del
viaje…. Minas de Corrales, Quebrada de los Cuervos, Gruta del brujo…. Etc.
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