Como
es su manera exacta de ser, se equivoca por todos lados, como por ejemplo, la
primera vez que cruzó la calle, lo hizo a lo uruguaya, es decir, sin respetar
semáforos y por el medio del a calle. No, no…. así no se hace acá! Vaya a la
esquina y cruce cuando el semáforo la habilite.
Luego
estrenó su trasero en las veredas del barrio. Ya que como para variar llueve,
el piso está resbaladizo (quien hace aceras de granito liso!) e hizo un slalom
de media cuadra a puro trasero. Salió sana y salva, pero con la dignidad por
los pisos.
También
sabemos que soy medio tacaña, y viendo los precios decidí que la mejor cena era
la comida chatarra local: una hamburguesa de camarones al picante.... Ufffff,
estaba picante, pero estaba buenísima!. Creo que si no hay más opciones será mi
comida fuera de las actividades. Pero creo que esto será imposible, ya que acá
se come, como diría El Santi y yo, “como se debe”, mucho, variado, y sin
preguntar que es, con tal que se deje comer!
La
gente es amable; cuando me deslice de nalgas por media cuadra, más de cuatro
locatarios vinieron a ayudarme, no a robarme, cosa que ya me dio tranquilidad y
seguridad.
También
me sorprendió que las propinas no son bien vistas. Así que el taxista me dio
una clase de moral, indicándome que su salario es digno, al igual que su
trabajo y no debe recibir nada gratis de los demás (podríamos hacer que
los taxistas de Nueva York y los uruguayos vengan a hacer su posgrado de
servidores por acá).
Por
ahora he visto poco… llueve, y llueve en serio. Hacía días que no llovía, pero
cuando llegó mi avión, hasta algún rayo se vio.
Esto
va por etapas, aprovechando que el redactor en jefe no está disfrutando
conmigo, tendrá que actualizar esto “on demand”.