Volviendo a los orígenes

A pesar del frío que hace, decidimos hacer una tarta. Fuimos al supermercado y compramos la masa, esas que ahora vienen especiales para tartas y quiches, y los ingredientes para el relleno.

El relleno, para variar, quedó buenísimo, pero la masa dejó mucho que desear.  Se secó el borde, el piso quedo crudo. Como el relleno incluía queso, la masa se  enchumbó de suero, así que vale decir que esto quedo incomible, excepto para El Santi, que modestia aparte, come piedras.

Ya hemos probado con las dos marcas de competencia, y hasta una marca blanca, y no hay vuelta, si no vienen rotas de entrada, se resquebrajan y rompen al desenrollarlas.  Nunca se cocinan bien, o por no decir, siempre quedan crudas; pero si les pones el “grill” se queman en dos minutos.

En resumen, son una porquería.

A estas alturas de mi vida, he decidido que la masa casera es lo mejor. Lo único que necesito es que El Santi me deje las mesadas limpias de herramientas, luego de eso, volveremos a los orígenes: saldrán tartas y tortas con la masa casera.