Comer solo
Algo que me encanta en esta vida es comer, y
comer bien. Soy amante de las pastas, comida mexicana, carne (pero no en
churrasco) y de las queridas milanesas, Adoro las sopas, sobre todo las sopas
cremas caseras que suelo hacer durante el invierno, con crotons, y panceta
cocinada. Nada sano, pero deliciosas (y más sanas que las que venden en sobre).
Por lo cual no entiendo a la gente que come para vivir, porque yo vivo para
comer.
Cuando conocí al Santi yo no sabía cocinar. Debe ser genético por todas partes, porque mi mamá tampoco sabía cocinar, mi mamastra menos,
aunque hace unas milanesas deliciosas y un arroz muy tentador, pero luego de
estos dos platillos, preferís hacerte el café con leche vos mismo.
En casa siempre hubo alguien capacitado para alimentar a la familia. Pero luego me junté con el Santi y se fue todo al demonio. Hice helados de queso con frutillas, y salsas de hinojo y zapallito (guácala) hasta que le encontré el orden a las sartenes y ollas, y sobre todo a las hornallas. Y aprendí a calentar el agua del mate sin quemarla.
En casa siempre hubo alguien capacitado para alimentar a la familia. Pero luego me junté con el Santi y se fue todo al demonio. Hice helados de queso con frutillas, y salsas de hinojo y zapallito (guácala) hasta que le encontré el orden a las sartenes y ollas, y sobre todo a las hornallas. Y aprendí a calentar el agua del mate sin quemarla.
Es por eso que no entiendo a la gente que
piensa que se alimenta yendo a bares inmundos, a comer fritos chorreantes,
milanesas con cabelleras doradas, o que van a restaurantes “bien” y piden
ravioles. Si uno sale a comer fuera, tiene que comer algo que en su casa no se
cocina! Y cada vez se cocina menos en
las casas promedio de Montevideo. En mi caso es al revés, excepto Gaby. Nos
peleamos por cocinar, pero no milanesas, sino cazuelas, guiso de
borrego, pastas caseras o ceviches. Esto es vida, vivir para comer, sin importarte
cuantos kilos acumules en cada bocado. Y del vino ni hablamos.
Tampoco entiendo a la gente que usa todos esos
productos pre-hechos y congelados (pizzas, calzones, ensaladas, etc.), o que
simplemente abren un sobrecito y ponen todo en un ”bowls” y listo. Simplemente
no los comprendo.
Odio que me inviten amigos a cenar y cuando
llegas, agarran el teléfono y llaman al “delivery” de turno.Eso no es invitar, es una absurda excusa para que
“la flaca” no toque la cocina.
Pero tengo un serio problema: si quedo sola en
casa soy incapaz de hacerme un omelette. Como papas fritas de bolsa y tomo dos
litros de Coca Cola light…. ¿Seré una de esas “bestias” que no saben
alimentarse?, ¿o una vaga que no se anima a acercarse al freezer? Conclusión: cocinar es amar.
¡Divertidísimo como siempre! Felicitaciones!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarjajajaja....te olvidaste de la torta Omelette .....!!!!! jajaa lo voy a publicar ANÓNIMO.....!!!!
ResponderEliminarJa! tenes razón, esa torta Omelette tiene su lugar en mis méritos culinarios!
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