En una casa de familia todo es cotidiano,
hasta que un día tratas de poner algo en el horno, y zas! este se desploma; te
arruina la comida y hasta un poco la convivencia mansita que llevas. Como este
diálogo:
- Santi,
el horno murió!
- Dale, no jodas,
tengo hambre!
- Enserio, vení y
mirá…. El pobre horno es viejito y no aguantó más….
- Ta´ bien, hoy
churrasco y luego arreglo el horno
- Santi, te tenemos
que comprar otra cocina…… le hemos dado mucho uso, por no decir abuso!
- UFAAAAAA ta´bien.
Y luego del churrasco, mientras que el Santi
enfila para la siesta, yo me encargo de revisar todas las páginas web de electrodomésticos
en Montevideo. Mi sueño es tener un anafe con 5 ó 6 hornallas y horno
empotrado, pero en el Uruguay no hay hornos de empotrar a gas, solo eléctricos,
y no quiero que mi contador de luz se convierta en un ventilador de pared. Sigo
mirando fotos y descripciones, y encuentro otra, amor cibernético a primera
vista. 5 hornallas, dos hornos a gas, con grill eléctrico, rejillas de hierro
(para que no se aplasten con las ollas pesadas), bandejas deslizables en los hornos…. Conclusión, ¿que más se puede pedir? ¡Que entre en el cubículo
diseñado en mi cocina!
Obviamente yo no aprendo más, porque me pasó
exactamente lo mismo con la heladera. Tuvimos que comprar la que cabía y no la
que queríamos. Antes de vivir en nuestra
casa alquilamos un departamento, que no nos gustaba, pero en el dormitorio
principal entraba nuestra cama y dos mesas de luz (miramos muchos
departamentos, con cinta métrica a cuestas y si queríamos las dos mesas de luz,
teníamos que inventar un balcón, o tirar una pared).
Es que acaso los arquitectos no recorren las
casas de muebles y electrodomésticos? Ambas cámaras están peleadas a muerte y
nos tienen de rehenes a los simples mortales?
Los departamentos y casas cada vez son más
chicos, pero los muebles son más grandes. Lo que nos salva es que ya no
tenemos que gastar en cuadros para el living, porque ahora puedes colgar el
plasma (aunque para mi es una grasada). Pero el microondas no tiene cabida en
ninguna cocina y termina sobre la heladera (los que somos bajitos sufrimos al
querer calentar un café con leche). Otra alternativa es comprar la
casa/apartamento en decenas o cientos de miles de dólares y tirar todo abajo y
reconstruirlo por otros tantas decenas de miles de dólares. O simplemente respirar
hondo y usar la imaginación al máximo.
En la época de mis abuelos y padres, las camas
matrimoniales eran matrimoniales, y en los inmensos dormitorios entraba la
cama, la cómoda, dos mesas de luz, un ropero, un sillón y hasta un despojador.
Claro, no tenían casi enchufes en la casa, pero no había tanto para conectar
tampoco. Ahora, las camas son “queen
size” o “king size”, tenemos grandes ventanales, pocas paredes con muchos
enchufes que determinan donde tenés que poner los muebles para no taparlos y
que sean útiles. Baños donde con 3 meses de embarazo no puedes entrar
cómodamente, duchas donde te tenés que bañar de costado, y cocinas con “nichos”
para la heladera y la cocina. Pero el corazón es grande, mejor conocido como el
“living”.
Conclusión, ahora tenemos que salir a buscar
una cocina con la cinta métrica, hacer de tripas corazón, y comprar la que
quepa. Deseando no enamorarme más de lo imposible.
El Santi dice: y la cocina apareció. Costó pero al fin apareció. Así que para inaugurar la nueva cocina andá comprando esos sobrecitos tan sabrosos en el super que quiero tener una cena digna!!
ResponderEliminary yo que te quería, pensa en la mudanza mañana temprano!
ResponderEliminarMás que cierto lo de los espacios! Yo sigo con un lavarropas Enxuta que ya pasó los 15 años y por el que pago "mutualista" (léase, service por las dudas) todos los meses porque es el que entra en el baño.
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