Cuando yo era
chica te daban de comer lo que había, si te gustaba, bien, sino también. Comías
lo que había o no comías nada. Te quedabas con el apetito insatisfecho, pero no
te daban otra cosa. Nadie se molestaba en levantarse, dejar que su comida se
enfriará, aunque en casa hubiera microondas.
El tema es que
ahora los chicos no comen, a veces porque a uno de los padres no le gusta sin
molestarse en preguntarle al chico si lo quiere probar o no. A mi me ha pasado
en casa, que los padres traen comida en un “tupper” para sus hijos, y así le
niegan la experiencia de probar algo nuevo. Algunos de estos mismos chicos se
las ingenian para llegar a la cocina y probar, pero no todos logran sortear a
sus padres, o simplemente ya saben que “no les va a gustar”, porque la palabra
de los padres es palabra santa cuando les conviene.
Uno, como buen
padre, trata de que sus hijos aprendan todo. Les enseñamos los colores y las
formas, los estimulamos con olores, pero casi nunca con sabores. De alguna
forma estamos creando analfabetos del sabor.
Una de las
imágenes mas claras son los menús infantiles. Todos involucran panchos,
milanesas, hamburguesas, y los osados ponen ravioli con tuco, plato exótico si
lo hay. En los establecimientos los entretienen con juegos y juguetes llenos de
colores, a comparación de la comida que están obteniendo. ¿Es tan difícil arman
un menú infantil que sea tenga la misma disponibilidad de un plato para adultos
con la cantidad adecuada para un niño?
Ahora que el tema
de la obesidad infantil y de la gordura en general está en boca de todos, no
podríamos bajar el sodio en exceso y las bebidas azucaradas, ¿y darles una
mejor calidad de vida a nuestros hijos? ¿Es necesario llevar a los niños en vacaciones
y feriados a comer comida industrializada, llena de grasas saturadas en lugar
de un restaurante normal? ¿Con que necesidad subestimamos a nuestros hijos a
que antes y después e inclusive durante la comida tengan que jugar en la plaza
de niños o con el celular, antes de mantener una conversación con sus padres, y
mantenerse quietos en la mesa por más de 10 minutos?
¡A mí
personalmente me disgusta es el “no le va a gustar eso”, pucha! ¿Como lo sabes?
¿Alguna vez les dieron a probar y lo rechazaron? Lo más probable es que no lo
hayan hecho. El “no le va a gustar eso” es una frase adivinatoria, no establece
una certeza.
Muchos padres se
desgarran las vestiduras diciendo que quieren lo mejor para sus hijos, sin
detenerse a pensar qué hacen por ellos y cómo lo hacen. Si tu ser más preciado
anda suelto en el auto porque le molesta usar el cinturón o la sillita, si no
come otra cosa que alimentos fritos o súper procesados, porqué lo obligas a
estudiar idiomas o piano, o tenis, ¿con que razón tiene que jugar al fútbol? ¿Por
qué es tan difícil enseñar a un chico a aprender a comer y limpiar su cuarto o
no tener desmanes?
La virtud y la
capacidad de ser padres no significa cuan fértil eres, ni en cuanto los
proteges, sino también como enseñar a tus hijos a ser fuertes e independientes.