Translate

30 de septiembre de 2018

El Ñudo



El ñudo, es el nudo.  El lazo que estrecha y cierra de alguna manera, y por el cual es difícil de soltar.

Es eso que algunos que tenemos de alma, el que nos tranca, el que no nos deja ser.... el ñudo al olvido, al perdón, al futuro, al presente.... el ñudo de ancestros, de emigrantes e inmigrantes, ese ñudo que sabemos que es el ñudo, pero es al ñudo descifrarlo... porque nos enñudamos.

Perdemos nuestra esencia, perdemos nuestro perdón, perdemos nuestro todo... el ñudo nos ata, y nos une. El ñudo es universal, es uruguayo.  El ñudo es el miedo, es lo más negativo, pero es al ñudo tratar de separarlo de nosotros.

Al ñudo nos aferramos a recuerdos, son los sentimientos más primigenios, más silvestres, más íntimos, es por lo cual es al ñudo que siga.

27 de agosto de 2018

El invierno de las narices frías


A mi me encanta el invierno. En realidad, me gustan todas las estaciones, con excepción del verano, puesto que no me gusta la playa y no soporto el calor, y el sol me destroza la piel.

Amo el viento de otoño y la brisa de primavera. Adoro los días de invierno tranquilos, con su lluvia y su viento. Tiene su encanto la estufa de leña y la comida de olla, pero detesto tener siempre la nariz fría.

Paso todo el invierno con la nariz helada. No importa lo que haga, ni cuantas bufandas me ponga. Podré tener los pies y manos calientes, tengo buen abrigo, pero la nariz nunca, jamás entra en calor.

Tengo conocimiento real que tengo la cara muy atrás y la irrigación no llega tan lejos, pero no me gusta sentirme una réplica de Rodolfo el Reno, con la nariz colorada, moqueando agüita todo el día.

Creo que ya me debería hacer accionista de una fábrica de pañuelos desechables, o inventar una especie de “naricera” para aquellos que sufrimos de lo mismo, pues no considero que sea la única que sufre del mencionado mal.

Hay veces que pienso que debería cambiar mis preferencias y optar por el verano, ya que no tengo alergias ni la nariz fría, pero sé que no es lo mío. Pero tampoco me gusta andar por la vida con la vergüenza de darle un beso a alguien conocido y congelarle la mejilla al saludado.
Hasta he pensado en comprar una nariz de payaso (total, ya la original está roja durante todo el invierno) y forrarla internamente de tela polar. Reconozco que es patético, pero los inviernos de narices frías son horrorosos.

27 de julio de 2018

De memorias y olvidos


En esta época, donde estamos discutiendo del lenguaje inclusivo, hay algunos que no entendemos todavía como funciona el cerebro masculino y el femenino. Capaz que es la razón por la cual no entendemos eso de las X por las a u o, arrobas y mucho menos el e. (ejemplo amigXs l@s herman@s  o les diputades)

Pero hay dudas que me retumban en la cabeza. ¿Cómo es posible que un hombre se acuerde de toda una alineación de fútbol de 1978, inclusive de selecciones extranjeras, o peor aún de equipos rivales, o de la segunda división y no tengan la memoria suficiente para recordar 3 artículos de una lista de 4 del pedido de supermercado?, que se olviden de un cumpleaños o fecha importante (según el concepto “ovárico”), ¿pero se acuerden de la mordida de Mike Tyson a su rival en mil novecientos noventa y largos?

A mi me pasa relativamente seguido que El Santi me pregunte si quiero queso en los ravioli con tuco, cuando en realidad odio el queso rallado en la pasta con salsa, o que “adivine” cada vez que tomamos caldo, que a mi el caldo me encanta con queso mozzarella y parmesano en partes exageradas e iguales.
Para El Santi es sorprendente que me acuerde de cosas intrascendentes como la ropa que yo llevaba puesta en tal o cual ocasión y no pueda recordar la diferencia entre la homocinética y un buje.

¿Así será la vida, o nos la complicamos porque sí?

25 de julio de 2018

Del “no le gusta” a la mala educación



Cuando yo era chica te daban de comer lo que había, si te gustaba, bien, sino también. Comías lo que había o no comías nada. Te quedabas con el apetito insatisfecho, pero no te daban otra cosa. Nadie se molestaba en levantarse, dejar que su comida se enfriará, aunque en casa hubiera microondas.
El tema es que ahora los chicos no comen, a veces porque a uno de los padres no le gusta sin molestarse en preguntarle al chico si lo quiere probar o no. A mi me ha pasado en casa, que los padres traen comida en un “tupper” para sus hijos, y así le niegan la experiencia de probar algo nuevo. Algunos de estos mismos chicos se las ingenian para llegar a la cocina y probar, pero no todos logran sortear a sus padres, o simplemente ya saben que “no les va a gustar”, porque la palabra de los padres es palabra santa cuando les conviene.
Uno, como buen padre, trata de que sus hijos aprendan todo. Les enseñamos los colores y las formas, los estimulamos con olores, pero casi nunca con sabores. De alguna forma estamos creando analfabetos del sabor.
Una de las imágenes mas claras son los menús infantiles. Todos involucran panchos, milanesas, hamburguesas, y los osados ponen ravioli con tuco, plato exótico si lo hay. En los establecimientos los entretienen con juegos y juguetes llenos de colores, a comparación de la comida que están obteniendo. ¿Es tan difícil arman un menú infantil que sea tenga la misma disponibilidad de un plato para adultos con la cantidad adecuada para un niño?
Ahora que el tema de la obesidad infantil y de la gordura en general está en boca de todos, no podríamos bajar el sodio en exceso y las bebidas azucaradas, ¿y darles una mejor calidad de vida a nuestros hijos?  ¿Es necesario llevar a los niños en vacaciones y feriados a comer comida industrializada, llena de grasas saturadas en lugar de un restaurante normal? ¿Con que necesidad subestimamos a nuestros hijos a que antes y después e inclusive durante la comida tengan que jugar en la plaza de niños o con el celular, antes de mantener una conversación con sus padres, y mantenerse quietos en la mesa por más de 10 minutos?
¡A mí personalmente me disgusta es el “no le va a gustar eso”, pucha! ¿Como lo sabes? ¿Alguna vez les dieron a probar y lo rechazaron? Lo más probable es que no lo hayan hecho. El “no le va a gustar eso” es una frase adivinatoria, no establece una certeza.
Muchos padres se desgarran las vestiduras diciendo que quieren lo mejor para sus hijos, sin detenerse a pensar qué hacen por ellos y cómo lo hacen. Si tu ser más preciado anda suelto en el auto porque le molesta usar el cinturón o la sillita, si no come otra cosa que alimentos fritos o súper procesados, porqué lo obligas a estudiar idiomas o piano, o tenis, ¿con que razón tiene que jugar al fútbol? ¿Por qué es tan difícil enseñar a un chico a aprender a comer y limpiar su cuarto o no tener desmanes?
La virtud y la capacidad de ser padres no significa cuan fértil eres, ni en cuanto los proteges, sino también como enseñar a tus hijos a ser fuertes e independientes.



6 de julio de 2018

Depresión Post Fútbol



Y bueno, se dio lo que no queríamos, pero estaba en lo cálculos. La ventaja que tenemos es que perdimos con un excelente seleccionado francés.
Así que hoy, comeremos “fondeu de fromage”, tomaremos “vin de France”. Pero los uruguayos somos un poquito depresivos, un poquito más que todo el resto del mundo, somos tristes y melancólicos.
Pero la mejor manera de sacarnos el bajón es el chocolate… producto 100% americano, bendecido y mejorado por Suiza y Bélgica, pero también nos gusta la cerveza, y quien hace mejor cerveza que los belgas?, nadie, absolutamente nadie. !Así que a darle al chocolate y cerveza!
Los belgas también tienen similitudes con el Uruguay, le ponen papas fritas a todo, igual que los uruguayos, porque acá “todo sale con fritas”.

Ambos debemos nuestra identidad a un señor que andaba detrás de las polleras de la amante del rey de Inglaterra Jorge IV, y por eso lo sacaron del medio, enviándolo al fin de mundo que, en ese momento era la frontera entre Brasil y Argentina, luego fue a apoyar a Leopoldo I y pudo armar, por segunda vez un país soberano. 
El pobre Ponsonby no pudo en Nápoles, pero esa es otra historia. Los italianos de sur son difíciles, muy parecidos a algunos de nuestros vecinos.

Nosotros fuimos parte de Brasil, Brasil tiene parte nuestra. Hemos adoptado horribles desviaciones del portugués brasilero en nuestro idioma, que uruguayo no ha dicho o escuchado el clásico “te garanto” o “está garantido” o “ya está pago”, comemos ticholos, y osamos hacer nuestros “chivitos” parecidos a sus “bauru”, pero no…. “allez Belgique, Live België”
Después veremos, Francia, Inglaterra, Rusia, Croacia, Suecia. Pero hoy, por similitud, somos todos belgas ORGULLOSAMENTE CELESTES.

3 de julio de 2018

Despedida a mi gran amigo perro Thor


Thor y yo teníamos varias cosas en común, roncábamos diferente a los demás, de afuera para adentro. Comíamos despacio, nada de apuros. Nos gustaba tomar la siesta y nos hacíamos los despiertos o los dormidos cuando nos convenía.
El siempre esperaba por mí, y me daba la bienvenida cada vez que llegaba a casa, aunque fuera al supermercado, él me esperaba. Cuando me iba de viaje, èl me esperaba y cuando me veía se hacia pipi arriba, pero cuando me veía salir con la valija, lloraba, porque ya nos estábamos extrañando.
Cuando buscábamos un perro de su raza, fuimos a un lugar, y él me eligió a mí. No tuve dudas que Thor seria su nombre y Thor iba a ser mi perro y para èl yo seria su mamá. El era tan genial que creció creyendo que yo era súper poderosa y aun con sus varios kilos se tiraba arriba mío y me lamia y besaba. Era una adoración mutua.
Hoy 2 de julio de 2018 decidió dejarnos. El muy atrevido, capaz que sabiendo lo que yo lo quiero, no se dejó morir a mi vista. No lo he visto ni lo veré. Dejaré que nuestros recuerdos nos acompañen.
Mi Thor, mi gran compañero canino, ahora descansará en Valhalla, paraíso de los Dioses, y yo seguiré siendo su valkiria incondicional, y salvado en otras instancias por Odín, El Santi.
Como nuestro Thor será incomparable e insustituible. Será recuerdo y memorial.
En mi ser más interno, serás siempre mi bien amado Thor.

6 de mayo de 2018

Quedar cesante


Cuando una pierde el empleo, le pasan varias cosas por la cabeza. No era apta, no le gusté al nuevo jefe, alguna manaca me mandé y nadie tuvo el coraje para decirte la verdad.
Cuando pierdes tu trabajo, lo primero que piensas es en la suculenta cantidad de dinero que te vas a llevar, como invertirlo o como no gastarlo en dos días.
Cuando quedas cesante, luego de los seis meses de seguro de paro que te da el Estado, queda:
1)      Amigos que no lo eran
2)      Pequeños triunfos olvidados
3)      Autoestima pisoteada
4)      Poder adquisitivo restricto
5)      Ganas de hacer algo, pero no sabes que
6)      Considerate una mediocre
7)      Ahorros (en mi caso, pero no es lo usual)

Cuando estás en tu casa, se te ocurren ideas brillantes que a otro ya se le ocurrieron.
O tienes un querido familiar que te dice que te bajes de la nube y busques laburo (como si por todo este tiempo hubieras pasado haciendo crucigramas) o te piden que hagas algo para otros, en mi caso cocinar, como si una fuera tan conocida y querida como Mechi Rodriguez o Nora Rey. O que cuides los deberes de niños cuyos padres no les prestan atención. O peor aún, que escriba reseñas de viajes y de series, (no he viajado tanto, pero he visto muchas series, Netflix la me debería dar membresía honoraria) como tantos otros. Todos te dicen que hagas lo que más te gusta para ganar dinero, cuando nadie entiende que uno hace lo que le gusta porque sí, porque le da gratitud, satisfacción, y si me da dinero, mejor.
Puede ser que tenga baja la autoestima, no lo creo. Mi autoestima es oscilante, como mi presión arterial, aunque la primera es bastante alta, y la segunda mas errática, sube y baja, según las circunstancias.  Igual a mi ánimo y humor. Se podría decir que la bipolaridad me inunda, me rodea, me ahoga. Es un laberinto del cual no puedo salir hasta no hallar MI satisfacción…. Trabajar para el bien del otro, lo que a mi me hace feliz.

8 de marzo de 2018

Razones por las cuales no soy feminista

En el día de hoy se conmemora el Día Mundial de la Mujer. Cada ocho de marzo salen a relucir las diferencias que aún tenemos con los hombres, se habla de las mártires que han luchado y muerto en búsqueda de los derechos que hoy tenemos y de los que aún carecemos.

En la televisión y en la radio están desde ayer repitiendo la misma letanía, los mensajes feministas que me llenan la memoria del celular a través del WhatsApp y la verdad es que ya no creo en nada de lo que tratan de comunicar. Me han hartado al punto de tener que hacer un “apagado” virtual de mi persona por lo menos hasta mañana en que espero que se termine.

Esto no se debe a que no dé por sentado que las mujeres no tenemos las mismas condiciones que los hombres, que tenemos en muchos lados un techo de cristal transparente que nos impide ascender laboralmente, que, en la gran mayoría aparte de trabajar, criamos hijos, cuidamos familiares, limpiamos nuestra casa, y hasta cuidamos a nuestras propias parejas. Que tenemos pocas mujeres políticas, que tenemos un gran número de femicidios. Soy consiente de eso, y me duele mucho.

Pero también es muy doloroso que nos olvidemos de los niños y ancianos (sin importar el género), de hombres frágiles, de homosexuales, de transexuales, de incapacitados, que sufren igual o mayor discriminación que las mujeres.
No estoy de acuerdo en que en los países musulmanes las mujeres no puedan optar por si mismas, o que dependan de sus maridos hasta para poder tener un pasaporte. Tampoco estoy de acuerdo que en Chile, Argentina y muchos otros países las mujeres no tengan derecho legal al aborto. Tampoco me gusta el sistema de aborto en el Uruguay. Pero tampoco estoy de acuerdo en las casas de retiro para ancianos, donde los apilan delante de un televisor, llenos de pastillas para que no molesten, sin entretenimiento, sin cariño.
Estoy totalmente en desacuerdo en que para adoptar a una criatura tengas que pasar años, mientras tanto posibles adoptantes y adoptables viven sin cariño, y estos últimos amontonados en un hogar estatal. Me desagrada que las personas mayores de 40 años tengan dificultad para encontrar trabajo por ser “grandes” y los jóvenes no lo obtengan por falta de experiencia. Todas estas son personas, sin importar su género. Me duele cada asesinato, sin importar su identidad sexual o su edad.


Que degraden la condición sexual de una persona, que por ser su día tenga el día libre, es una falacia y venta de espejitos de colores. Ser mujer es una distinción, tenemos la chance y la voluntad de dar vida. Soy una persona orgullosa de ser mujer.