Un sábado de agosto, divino, sin lluvia, sin
nubes, totalmente prometedor, eso fue lo que paso esta mañana, cuando a las
8:30 de la mañana saltamos de la cama y nos encaminamos a San José, al
departamento, aunque pasamos por la periferia de la ciudad, para ir a Las
Sierras de Mahoma. Ya que no vinieron a casa, nosotros vamos a ellas.
Todo surgió por el agotamiento físico y mental
que uno viene cargando a estas alturas del año, y la decisión de que las cosas
de la casa pueden esperar un día más. Y ahí vamos, con todo lo necesario, pero
olvidando lo obvio (cantimplora y sillas) y ahí fuimos. No es tan difícil
llegar a la estancia turística, en la cual te cobran 40 pesos uruguayos por
persona, es decir un dólar con ochenta centavos, los cuales vale la pena
invertir.
De lo que he recorrido por el paisito, puedo
decir que este lugar está muy limpio y prolijo, no hay ni colillas de
cigarrillos, ni tapitas de botellas, ni botellas ni nada. Todo limpio, pero no
es por la gente que lo visita, sino por sus tenedores, sobre todo Beatriz, que
se encarga que todo esté en orden y limpio.
Encaminamos el auto hasta donde se puede, luego
hay que poner en marcha las patitas, y trepar un monte bajo (recuerden que
Uruguay es chato) y ahí aparecen las maravillas del monte autóctono y las
rocas, que si la imaginación te da, puedes descubrir mil formas a lo largo del
recorrido. Vimos rocas que
nos recuerdan a carpinchos, yunques, y hasta una moto de agua!!
En la flora nacional serrana puedes encontrar todo tipo de nidos
y aves, y en medio del bosque, pequeñas cascadas que forman un riachuelo ridículamente
maravilloso y sonoro. No hay flora extranjera, solo un pino que anda a saber
como llego al lado de una de las rocas más altas. Bueno, tenemos inmigrantes de todos lados, porqué no un
pino?
Hay senderos especiales para peatones y otro
para ciclistas, compartiendo en mutua armonía las maravillas que la naturaleza
nos regala. Los diferentes senderos están marcados para que la convivencia sea
más simple; los peatones seguimos las flechas rojas.
Mi único problema es que El Santi desayunó
semillas de girasol creo, y no se si me acompaña él o un loro gris, no para de
hablar!!…. su excusa es que es feliz, pero me espanta a todos los pajaritos,
excepto los buitres. Creo que ellos presienten que estoy a punto de tirarlo de
una roca y sepultarlo con otra, o al menos cortarle la lengua. Tanta es la cháchara
que trae que se me distrae con las señas, y se siente como Hansel y Gretel buscando enloquecido
las flechas rojas, pero eso no hace que deje de hablar, y tres buitres nos
rondan desde el cielo. Parece una escena del lejano oeste!!
Yo muerta de sed y calladita, cosa rara para
los que me conocen, pero tendrán que admitir que El Santi es bastante locuaz. Igualmente
el malhumor no se hace presente, El Santi se encarga de espantarlo y me hace reír con sus ocurrencias!
Luego de un largo recorrido que no pudimos
calcular, porque el charleta total no se callaba y yo no se medir distancias,
volvemos a la zona de autos. Hay parrilleros, lago, juegos para niños y ahora sí,
varios árboles extranjeros. El almuerzo
nos espera a la orilla del lago, con los patos silbadores, con las cuevas a
nuestras espaldas junto a un bosque indígena que crece a pesar de las rocas,
que apenas deja pasar el sol, pero que brinda toda la tranquilidad que uno
puede esperar, y hasta más.
La atención
de Beatriz es lo que se puede esperar de alguien que ama la naturaleza y lo que
hace. Es atenta, divertida y solícita. Un punto alto más para esta opción tan
buena.
La vuelta a Montevideo es rápida, una sola
parada en Estación González para fotografiar la vieja pulpería, que sigue
actuando de bar.
Mucho podemos criticar al Uruguay, pero es
obvio que este pequeño país se esfuerza para brindarnos la mejor vida natural
que una persona puede pedir. Solo les pido, que si un día van a las Sierras de
Mahoma cuiden el orden, la fauna y la flora, y no tiren basura. Ni aquí ni en
ningún otro lado, solo en los lugares especificados para ello. Nuestra mano
puede destruir muy rápidamente lo que tantos años le llevó a la naturaleza
hacer para complacernos.
Y si van con alguien que conversa mucho, lleven
un garrote o cinta del pato!!
Excelente Fer, nada para agregar, completito!!!
ResponderEliminarQué día que pasamos!!! Por suerte el clima se puso las pilas y ayudó.
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