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26 de agosto de 2014

Una noche para el olvido

Anoche me atacó el bicho interno. Un dolor en el bajo vientre del lado derecho que me dejó doblada. El Santi, que tanto me conoce, recuerda que aún tengo el apéndice, y ve que la carita de dolor es en serio, nada de “mimitis”. Es cuando decide que no hay ciclón extra tropical que lo detenga a llevarme al primer paso de emergencia.
Llegamos, yo doblada de dolor según El Santi, y bastante impertinente. Sin fiebre, sin vómitos, pero el espasmo no pasa y luego de un satchet con un cocktail de suero y calmantes, me derivan a la emergencia de mi servicio de salud.

Aparentemente el suero con el analgésico han mejorado mi humor y lamento no tener mi cuadernito para escribir la anécdota. El Santi, como siempre bromista, me hace reír, lo que incrementa el dolor. Pero no se queda quieto, y eso a mi me saca de mis casillas.

Estoy en una camilla, en un box individual, con mi segundo trago de suero y quita dolores, pero no funciona. El caso de impertinencia supremo es cuando le pido al santo de Santi que acomode las cortinas, que están torcidas y eso me molesta. En ese momento el Santi hizo una evaluación rápida sobre si le convenían los 15 años por estrangularme o hacerme caso. Optó por lo segundo.

La doctora, con onda Pipa Middletown, simpática a más no poder, el enfermero también. El cirujano, luego de investigar lo que he comido durante el día, me rezonga, diciendo que debo tener mejor conducta alimenticia. (Justo el, un gordito, poco simpático, cuyos ojos pedían a gritos un poco de las sobras que dejé a la cena).

Gaby, preocupada desde casa, hacia el aguante a su mejor estilo; dulce. Se quedó despierta  hasta las 4 de la mañana cuando llegamos de la odisea hospitalaria. El Santi le pasaba el reporte médico por SMS y ella apoyaba haciendo pogo. No se si para comerse el apéndice sobrante o deseando que volviéramos para dejarse caer desmayada en los brazos de Morfeo.

En la sala de emergencias no estaba el Dr. House, tampoco me atendió George Clooney al mejor estilo E.R. Pero el Santi se portó, y aún sigo con mi apéndice, con un dolor extraño en el bajo vientre…. Pero feliz al saber que no me equivoque al encontrar a mi pareja de vida.



1 comentario:

  1. Pah Fer! Qué odisea! Pero saliste 'enterita', je! Y bue, te recomiendo unos tes de yuyos después de comer ;)

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