Tengo dos
zombies en casa, viendo por enésima vez la película Avatar. No hablan, casi no
respiran, se saben los diálogos. También tratan de ambientar la segunda y
tercera parte. No cenan. Cosa rara en casa, no
cenan! Eso sí que es raro.
Lo que ellos no entienden es que para mí azules
son los Pitufos, y el malo era claramente Gargamel, pero ellos insisten que
es una obra de arte. La misma obra de arte que la novela de la tarde. Ella es
la hija del jefe de la tribu dominante, él es paralítico,
pero el amor todo lo puede, hasta hacerlo mover de sus raíces. Me quedo con el
bajo rendimiento de la novela de la tarde, que es la misma historia, pero con
menos presupuesto.
Te explico,el cerebro de las mujeres es como un a casa con múltiples ambientes conectados a través de puertas, las que indefectiblemente están abiertas; mientras que en el hombre, aunque dispone de la misma cantidad de ambientes, sus puertas permanecen naturalmente cerradas. Ejemplifico mi afirmación: el hombre ve la tele, le puedes hablar, no contestará o la lo sumo dirá sí, está enfocado, concentrado en lo que le interesa, puede llamar la madre, él no está, o sólo prestará su oreja para apoyar el aparato y nuevamente repetir "si", agregando tal vez "ma". Sus ambientes no están interconectados, está en la habitación de la tele. Si querés socializar con él/ellos, debes esperar que se acomode en la habitación "charla". En cambio las mujeres no se enfocan, pueden estar resolviendo alguna teoría de Enstein, viendo la novela de la tarde y preparando la comida al mismo tiempo, esa capacidad las convierte en excelentes madres.
ResponderEliminarRicardo, comparto tu idea y es más, puedo hasta asegurar que así es, la cabeza femenina funciona como un patio, la masculina como un monoambiente y contrafrente. Pero el problema, es que mi marido no estaba solo, estaba con nuestra hijA. Eso es lo que más me sorprendió.
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