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10 de septiembre de 2014

Causa y Efectos

Todo en esta vida tiene causas y efectos. Podemos decir que el vuelo de una mariposa puede cambiar la realidad pasada o futura, pero eso es demasiado complicado de explicar. Es más sencillo decir que una se levanta feliz, con ganas de sonreírle a la vida, dando gracias por otro día
… pero siempre hay alguno que se encarga de ponerte de mal humor, aunque te resistas. Estos terroristas de las sonrisas y la buena onda andan libres por el mundo, con sus mil armas de destrucción masiva.

Y sí, masiva, porque el mal humor se contagia como el resfrío o la varicela. Cosa que su hermano mellizo, el buen humor, no lo hace tan rápidamente. Excepto que seas un aspirante a Buda, siempre hay alguien que por algún motivo o circunstancias trata que seas tan infeliz como ellos son y generalmente lo consiguen.

Hoy una amiga contaba que su bebita de casi dos años se levantó diciéndole muchos piropos. Espero que el día de mi amiga haya sido genial, porque el mío fue arruinado como un viñedo por el granizo.

A estas alturas de mi vida no voy a ponerme a hacer catarsis por este medio, no culparé a la señora que se me coló en la fila del supermercado, o a ese insistente vendedor telefónico que me quiso vender un obelisco a un módico precio y en cuotas. Ni al insatisfecho que nada lo satisface, ni aquel que lleva el sartén por el asa por simple causalidad ligada en forma extraordinariamente opuesta a sus capacidades.

El efecto de encontrarte con estos incapaces de ser felices, es que aparte de generar tu mal humor, generan el pésimo mal humor de los que te rodean. No podes cambiar la cara como si fueras un biombo, ni dejar de ironizar.


Que derecho tienen estos talibanes de la sonrisa a apoderarse del control de nuestra alegría, de nuestro positivismo, de nuestra presión arterial? Acaso no deberíamos enviarlos todos a investigar la fosa de Las Marianas pero desde adentro y sin tanque de oxígeno? 

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