Dentro de menos de un mes El Santi y yo tendremos la segunda tanda de
vacaciones de este año.
El Santi, por su parte, no se enteró del todo
que nos tomamos vacaciones, anda dando vueltas por casa tratando de romper
cosas que todavía no se han descompuesto, da vueltas y vueltas con tornillos,
tuercas, lijas y protectores de madera.
Tengo que admitir que El Santi es mucho mas
responsable que yo, quiere dejar nuestra casa 10 puntos antes de irnos. Yo en
cambio, como niña chica, sigo agregando lugares para sacar fotos, mirando si
hay hospedaje cercano, y pensando en el menú que degustaremos en la ruta.
Yo me quiero ir de vacaciones, y El Santi, que
tiene una vida propia, que goza cada día, no tendrá más alternativa que acompañarme,
pero sé que luego de tanto recorrido me lo va a agradecer. Aunque él se jacta
de ser sereno, en su fuero interno esta deseoso de conocer un poquito más del
Uruguay, y lo entiendo, pero no comprendo su pasividad y yo no puedo dejar mi
ansiedad a un lado.
Como una vez dijo un amigo mutuo “Son un par de
lunáticos, hecho el uno para el otro”. Yo sigo marcando lugares en “Google
Maps” y El Santi sigue extrañando su vida pacífica de antes de conocerme, pero
agradeciendo al cielo por tenerme a su lado.
PD: no les cuento adonde lo llevo, porque es
sorpresa para todos!
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