Todos sabemos que la
justicia debe servir para algo, que si se va a sancionar, debe existir algo
para que el sancionado aprenda, recapacite y pueda de alguna forma revertir su
conducta. La FIFA no lo sabe o no lo demuestra.
Prefiero ser cabeza
de ratón, que mete miedo y piensa, que una cola de león, que barre las moscas,
pero deja la escoria.
Uruguay y sobre todo
Luis Alberto Suárez, la selección Uruguaya y toda la aficionados hemos
demostrado que el león nos tiene miedo, que tenemos un poderío que ellos no
pueden controlar. Es por ello que sancionan a Luis con 9 fechas, ciento doce
mil dólares, 4 meses de inactividad, etc. Quieren ver al 9 de la selección
uruguaya saliendo como un paria de la concentración celeste. Esa es la
humillación que un débil puede hacerle a un grande. Un grande que no tiene el poder de la mafia ni
del dinero para comprar voluntades, pues solo es imán de gente de bien y de
coraje. De sangre fría y caliente al mismo tiempo.
Si la Federación Internacional
de Fútbol quería sancionar a Luis podría haber hecho varias cosas, hasta
exigirle un tratamiento psiquiátrico (u odontológico), podría donar esa multa económica
a las canchitas que no tienen nada más que ilusión de niños corriendo descalzos
tras una pelota pinchada. Pero sabemos que eso no va a pasar. Porque lo que ha
demostrado es la debilidad del fuerte en dinero, pero débil en poder y
credibilidad.
Ahora más que nunca,
vamos a demostrar quienes somos, que somos de sangre celeste, Luis será un
hincha más, demostrando que deben tenerle miedo a 11 en la cancha y no a un
chivo expiatorio, que más que miedo, le tienen envidia.
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